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UN LUGAR EN EL SOL

 

 

 

 

 

 

Todavía me sorprende ver que este film, basado en una novela de Theodore Herman Albert Dreiser, "La tragedia americana", tuviese mas repercusión al ser titulada a su salto a la gran pantalla como UN LUGAR EN EL SOL, yo creo que no se conoce un caso parecido, en que el titulo supere con creces al que Dreiser puso a su manuscrito, porque lo que cuenta el film no es una tragedia, es mas bien un error anunciado desde las primeras secuencias, escenas de un blanco-negro que seduce y embellece, dando un toque de CINE CON MAYÚSCULAS, y que son antesala de la historia de amor mas bella que yo he visto nunca en la pantalla, después de inolvidable EL PUENTE DE WATERLOO. El titulo lo dice todo, todos ansiamos alcanzar la cima, posicionarnos en primera fila y si es con la pareja perfecta, como es el caso de la película, pues mucho mejor, ese sol que queremos atrapar para nosotros no siempre brilla de la misma forma, es cegador, quema y destruye, si los medios utilizados para alcanzar tal fin no han sido políticamente correctos... ¿pero decirme una sola persona que no quiera su lugar en el sol?, nombrarme a una sola y daré un paso para atrás, es materialmente imposible llegar al lugar inmaculado, limpio y preparado, se necesita nacer con las ideas claras, amar de verdad, sin condicionamientos, y al menos respetar a las personas que un día te hicieron sentir ese castillo de fuegos artificiales que bulle en nuestro pecho al sentirnos enamorados. Está claro que no es el caso, UN LUGAR EN EL SOL, cuenta una tremenda historia de ambición, de lucha desenfrenada por posicionarse, pero ante todo, es un canto onírico al sentimiento mas viejo del mundo y eso me hace al recordarla, como un enorme clásico del romanticismo, al servicio de un reparto mítico y repetir una vez mas que el amor mueve al mundo, aunque este sea sordo, ciego e invalido.

 

 

La película está producida y dirigida por George Stevens, extraordinario en casi todos sus Films, pero sobre todo mi admiración hacia él data de UN LUGAR EN EL SOL y por supuesto de ese retrato mas que brillante de una saga familiar, titulada GIANT, en UN LUGAR EN EL SOL, remake de Una tragedia humana, de Sternberg del año 1931. El guión, de Michael Wilson y Harry Brown, se inspira en la novela “An American Tragedy”,  de Theodore Dreiser, basada en hechos reales: el caso de Chester Gilette y Grace Brown, en la adaptación de la obra al teatro, de Patrick Kearney; y en la película que mencioné anteriormente de Sternberg. El film fué lanzado con una inteligente campaña de publicidad, basada en sus protagonistas y se rodó en los escenarios naturales de Echo Lake, Lake Tahoe, Cascade Lake y en los platós de Paramount Studios.

 

 

 

 

 

 


La acción dramática tiene lugar en un tramo próximo a Chicago de una novísima autopista que enlaza la ciudad con las vías que llevan al Medio Oeste, una localidad indeterminada del Medio Oeste, Kansas City, Warsaw City y alrededores, entre marzo y septiembre de 1950. Georg Eastman, papel interpretado por Clift es un joven solitario, de familia humilde. Abandonó la casa paterna hace tiempo, después de la muerte del padre. Se crió en un severo ambiente religioso, dada la condición de sus padres de trabajadores asalariados de la Bethel Independent Mission. Deja Chicago, donde ha trabajado como subalterno de un hotel, para dirigirse al Medio Oeste. Allí espera que su tío Charles Eastman, próspero fabricante de trajes de baño, le dé un buen trabajo. Es ingenuo, ambicioso, débil de carácter y carece de cualidades de líder. Es atractivo, apuesto y amable. Mantiene una relaciona con Alice Tripp, soberbia Shirley Winters, compañera de trabajo, y con Ángela Wickers, una Elizabeth Taylor de 18 años, perteneciente a una familia adinerada.


El film suma drama, romance, thriller y análisis social. Desarrolla una intensa y trágica historia de amor, que focaliza la atención en la exploración de los aspectos psicológicos de los personajes, sus sentimientos, tensiones, deseos, ambiciones, frustraciones y conflictos. El director reclama a los actores y actrices que presten gran atención a la expresión corporal. Se sirve de primeros planos de rostro completo para crear en el espectador sentimientos de proximidad a los protagonistas y de participación en la intimidad de los mismos. La acción se mueve entre dos mundos visualmente diferentes. El de Alice es oscuro, húmedo, lluvioso, solitario, frío y está amenazado por la posibilidad permanente de una intromisión perturbadora de la Sra. Roberts. El de Ángela es luminoso, soleado, amplio, tranquilo, confortable y acogedor. El primero representa el universo de la clase trabajadora, explotada, pobre y oprimida, mientras el segundo representa el de la opulencia, la prosperidad, el poder y el bienestar. Pasar de un mundo al otro es prácticamente imposible, porque el que lo intenta puede correr riesgos elevados. El realizador presenta a partir de la mitad del film augurios cada vez más claros y frecuentes de la muerte. En los diálogos se alude a ella, los claroscuros y las sombras la evocan y se añaden representaciones explícitas de la misma, como el cuadro que reproduce la imagen shakesperiana de Ofelia, muerta en el lago, medio cubierta por las aguas heladas. Pese a la intensidad del drama, su desarrollo se presenta de manera maravillosamente contenida, sin perjudicar sus efectos dolorosos y desoladores. Algunas escenas del film se cuentan entre las más conmovedoras que ha producido el cine. Junto a “Raíces profundas” y “Gigante”, completando lo que algunos críticos han venido en llamar la “trilogía de la familia” de George Stevens.
 

 

 

 

 

 

 

Suele suceder que una película esté muy por debajo de la novela, pero no es el caso, pues un novelón como Una tragedia americana, de Theodore Dreiser, de casi mil páginas, tenia que tener una visión necesariamente parcial, y George Stevens ha conseguido unas interpretaciones inolvidables por parte de los tres protagonistas: Clift, Taylor, Winters, pero muy especialmente, sobresaliendo tenemos a un Montgomery Clift que rompe todos los moldes. La novela atrapa desde la primera página al contar la historia de un muchacho pobre, vapuleado por una forma de vida de religiosidad totalitaria y su necesidad de salir de allí y alcanzar, precisamente, un lugar al sol entre la gente que de verdad puede dominar un destino a la altura de los sueños... Entre sus páginas abundan situaciones muy ricas y conflictivas, pero en el film se suavizaron momentos que la censura de aquellos años no permitía que se contasen en la pantalla. Aberraciones que de una forma y otra hemos pagado los millones de cinéfilos que vivimos aquellos nefastos años.

Yo aconsejo ver de nuevo UN LUGAR EN EL SOL, también que procuren leer la novela, que yo en su día conocí gracias a una recomendación de Stephen King, quien la consideraba en una entrevista que concedió, como una de las mejores, si no la mejor, novela de intriga escrita en EE.UU. El motivo de escribir sobre este clásico entre los clásicos del romanticismo, es que ustedes la disfruten como la sigo disfrutado yo. Y adviertan el amor intenso que se profesaban sus protagonistas: Elizabeth Taylor, quería muchísimo a Monty Clift, aunque el actor prefería a la gente de su propio sexo, cosa que siempre le atormentó, pero Elizabeth le protegía de muchas maneras, como cuando a causa del alcohol, tuvo un grave accidente que le deformó la cara. Liz Taylor frenó a la prensa e impidió por todos los medios que se abusara de su deformidad, y hasta que no superó varias cirugías estéticas, el actor nunca fué fotografiado. En contrapunto con la trama de UN LUGAR EN EL SOL, fueron grandes amigos hermanados por un amor incondicional. Él con buena posición económica por sus éxitos en el cine, ella decididamente rica por la misma causa, pero que como buenos amigos, lloraron mil veces, abrazados en la cocina de sus residencias, como unos amigos más.

La trágica muerte, por un accidente a causa de alcohol y drogas, de Monty con 46 años, en una gran casa donde vivía solo con el mayordomo, afectó mucho a la actriz. Tras su muerte se ocupó de glorificar el aura del actor contando algunas de sus muchas cosas buenas que poseía, como: talento, compañerismo, solidaridad, y una sensibilidad extrema...Solo Elizabeth y Brando fueron las personas que mas influenciaron en su vida.



 

 

UN LUGAR EN EL SOL, expone con maestría las diferencias de clase, la discriminación social, la búsqueda del bienestar y la felicidad, la amistad y el amor, la fragilidad de los sueños, la dureza de la realidad, la dificultad de separar las interpretaciones correctas y erróneas de los hechos, la hipocresía, la doble vida, etc. Asocia la religión a la ignorancia, la falta de formación del joven protagonista y a visiones distorsionadas e ingenuas de la realidad. Condena la pena de muerte. La banda sonora, de Franz Waxman, ofrece una partitura memorable, que contiene un tema extraordinario de amor. Añade como música adaptada un fragmento instrumental de la canción “Mona Lisa”, de Livingstone y Evans. La fotografía, de William C. Mellor en un perfecto y atractivo blanco y negro, compone una visualidad propia del cine negro clásico, con claroscuros contrastados, sombras densas y encuadres desequilibrados. Contrastan con ella las luces dispersas y los blancos abundantes que rodean a Ángela en su mundo de ensueño e irrealidad. El film obtuvo un inmenso gran éxito de público y de crítica. Estrenado en plena "caza de brujas”, donde los nombres de Michael Wilson, guionista del film y la actriz Anne Revere se añadieron a las diabólicas listas negras.

 
El personaje interpretado por Monty siempre teme volver a la pobreza, el acomodamiento, a la fealdad, o el sufrimiento que ha visto desde su infancia... Poco a poco va ganándose la confianza de su tío, el cual piensa en ascenderle. Conoce a una chica que representa lo contrario de la bellísima y acomodada Ángela, pero por lastima se profesan un amor convencional, sin apartar ni un solo instante su vista del sol que desprende aquella atractiva joven de familia acomodada. El personaje de Montgomery Clift en UN LUGAR EN EL SOL es magistral: ángel o demonio, ser inocente o calculador, personaje que sale de las alcantarillas de la sociedad y es víctima del destino por querer acceder a una vida mejor, engañando en sus desmedidas ambiciones... La riqueza de su personaje es portentosa, recreando en George Eastman, toda una clase del mas puro estilo Actors Studio. Elizabeth Taylor que entonces contaba 17 años, es una ninfa bellísima con rostro angelical y fotogénico, que además realiza una actuación muy comedida, como era usual en la actriz en aquellos primeros años en sus papeles de protagonista, pero siempre es un deleite visual contemplar uno de los rostros mas perfectos del cine, con permiso de Greta Garbo. La banda sonora de Waxman ensalza la pasión que el protagonista siente por Angela, con una melodía de obsesivo romanticismo. La fotografía en blanco y negro es sencillamente magnifica y sobresale secuencia tras secuencia. El director, mediante una utilización pausada del tempo, muestra una naturalista narración llena de detalles, bellísima, precisa, siendo un acierto la duda que crea en torno a los sucesos finales y el dibujo nada fácil de los personajes principales. Poco a poco George Stevens dibuja un universo de humanismo mágico estilizadamente americano.

 

 

 

 

Esta historia es mucho más que el ascenso, económico y sentimental, de un joven humilde americano. Quizá está, no en la situación extrema que se plantea para el protagonista, sino en la manera de abordarla. No hay malos ni buenos. Los personajes aparecen con sus debilidades de tal modo que podemos identificarnos con cada uno de ellos. Podemos comprender la reacción de él, que ve peligrar su felicidad futura. De la chica de alta sociedad, que ignora lo que sucede y siente amor verdadero por un muchacho de clase inferior. También de la chica de la fábrica, de cómo intuye que la situación se le escapa de las manos, de sus dudas y temores.

 

La sutilidad del lenguaje y del modo de abordar escenas que podrían haberse convertido en vulgares es la prueba de la lección continua de los directores y guionistas de hace décadas con respecto a los actuales, salvo alguna excepción. Todo puede decirse, insinuarse y mostrarse... son las formas las que determinan cuándo estamos ante una buena película, con clase y con respeto al espectador y cuándo nos presentan un bodrio.

 

 

Un Clásico con mayúsculas, uno de los amores imposibles de la historia. Recomendable a todos los que amen el Cine.

 

 

Obra Maestra absoluta del cine. Lo tiene todo para serlo, de principio a fin. Una dirección inteligente, de autentico maestro es portentosa, aunando todos los elementos para que encajen como piezas de un puzzle maravilloso. El argumento es diabólico, y George Eastman se siente atrapado al saber que la muchacha pobre piensa contar su estado si no se casan....A partir de esto se desarrollan unos trágicos acontecimientos, que dan lugar a una de las historias de amor más tristes de la historia del cine. La adaptación del libro de Theodore Dreiser, es maravillosa, ocurriendo todo del modo mas natural, como si lo que pasara fuese algo inevitable, como un trén que ves venir y por mucho que lo intentes te va a aplastar. La fotografía es un gran elemento que juega en favor de la grandiosidad de este drama. La banda todo un clásico, con unos temas que no hacen mas que rodear el film de un aura romántica, elevándolo a cotas donde pocos Films han estado. Las interpretaciones vuelvo a hacer hincapié en ellas, porque no son mas que un carrusel de elogios, Liz Taylor, es la encarnación de la muchacha de la que todos quisiéramos enamorarnos, una delicia, esta en todo su esplendor de belleza. Clift está en su línea de personajes con un aura trágico y triste, con su mundo interior, esto no es un demérito, pues consigue que su cuerpo actúe sin apenas hablar, un digno alumno del Actor's Studio, mas que digno, porque es uno de los mejores, pocos como él, y en este film, realiza uno de sus mejores trabajos, Shirley Winters esta colosal en su rol de mujer amargada, pero brillantísima, Raymond Burr es otro gran actor anticipándonos su papel de abogado que daría vida en la serie "Ironside". Queda mucho en mi mente, en mis recuerdos de este inolvidable film, pero vuelvo al principio: una Obra Maestra, un Clásico con mayúsculas, uno de los amores imposibles de la historia. Recomendable a todos los que amen el Cine, la fuerza, el honor y el amor.

 

Esta película juega con las emociones del público haciéndoles participes pasivos atrapados en complicidad con la trágica resolución de la historia. Metódicamente, la película es estilísticamente oscura, casi con cualidades propias del cine negro, y sin embargo, tiene algunas de las secuencias más románticas y apasionadas jamás filmadas en la historia: (entre la joven Elizabeth Taylor y el fascinante Montgomery Clift). El tema pone de relieve la amplia brecha entre la frivolidad de los ricos y la opresión y el fuera de lugar de los pobres, y de cómo el destino con mano dura puede llegar a controlar la vida de la gente. Un solitario protagonista de clase trabajadora con raíces evangélicas está obsesionado con salir adelante y conseguirlo. Se mezcla con una clase social diferente y superior, por lo que comienza a ascender en la escala social y profesional. Pero entonces se convierte en víctima de su entorno, de las circunstancias, de la sociedad de la época, y de la pérdida de su propia moral cuando impregna de ambición a una humilde mujer, privada de derechos, poco independiente, y además compañera de trabajo. Más que hábilmente, Stevens sostiene un impulso contundente y ominoso, sin dejarse interrumpir si siquiera por cualquier toque de ligereza. Atenuando así la veracidad compasivamente humana y real de la historia, dando lugar a un melodrama de altura. Las imágenes se disuelven lánguida y superpuestamente para intensificar la sensación de inevitabilidad, ya que cada escena, cada evento, se desliza disimuladamente hacia el siguiente. La cúspide del crescendo del film es manejado con una fuerte y tranquila seguridad, como el ajuste de cuentas en un bote de remos en un lago desierto. El anochecer se reúne entre los pinos como si fuese niebla. Las olas ondulantes reflejan un destello en los ojos dementes, de Clift mientras lucha con su conciencia. Winters lo machaca nerviosamente acerca de la triste vida que les espera mientras su cabeza nada entre luminosas visiones de la Taylor. Entonces, el destino llega… Romántica, pero no sentimental, seria, pero sin pretensiones, aprendedora sin descender en la manipulación, UN LUGAR EN EL SOL no solo se erige como una de las grandes obras maestras del cine americano, sino que continúa siendo hoy en día, uno de los más lujosamente logrados interrogantes al sueño americano.

 

 

 

 

 

 

UN LUGAR EN EL SOL, es una notable película, un romance con momentos que roza la grandeza, pero se queda a un paso de entrar en el olimpo de las más grandes, por una segunda parte del film levemente inferior respecto a la primera; pero a pesar de este lapsus, estoy hablando de una obra maestra.

Donde apenas tiene rival es la fabulosa pareja Elizabeth Taylor-Montgomery Clift. ¿Ha habido una pareja cinematográfica como ésta? Posiblemente sólo le supere la de "La gata sobre el tejado de zinc", con la propia Elizabeth Taylor y Paúl Newman. Pocas parejas pueden presumir del derroche de belleza, elegancia y glamour que destila este dueto. Lo que hace grande al film, aparte de su inolvidable pareja, es la dirección de George Stevens. Tiene ante sí a dos actores irrepetibles, pero hay que saber dirigirlos, modelar una joya en bruto como era Liz Taylor, cosa que hace a la perfección a tenor de las interpretaciones. Una gran cualidad de George Stevens es su serenidad para contar la historia. Destila una gran elegancia en la narración, es cine clásico en estado puro, deja que los hechos se vayan sucediendo por sí mismos, con gran naturalidad. Tiene la habilidad de mostrar el doble romance con estilos contrapuestos: si bien uno es cine negro, con iluminación de claroscuros y planos yuxtapuestos, los encuentros con Angela atienden a una iluminación suave, sobre todo en los primeros planos. Ya desde el mismo inicio, Stevens filma unos planos de Monty que invitan a ver la película. Además, hay momentos maravillosos. Está fenomenalmente logrado todo el cortejo de Clift a Shelley Winters, uno puede imaginarse cómo empezaban esas parejas de los 50. Y luego está Elizabeth Taylor, una auténtica muñeca, una de las actrices mas bellas de la historia. La escena en que sale con un traje blanco en la sala de billar... se queda uno sin palabras para expresar tanta belleza.

 


 


 

Es un clásico total, que combina a la perfección dramatismo romántico, tensión psicológica e investigación policial. El filme es sumamente intenso, no decae nunca y nos mantiene atentos al relato. Una narración que nos pasea por el típico melodrama de amor entre personas de distinta clase, por las equivocaciones garrafales en materia sentimental surgidas de los instintos que se cometen en un segundo, por la dura discriminación social imperante en una sociedad conservadora donde las miradas prejuiciosas determinan y modelan conductas, por la desesperación humana que hace aflorar las acciones más macabras que pueden elucubrar el ser humano, por la doble vida y la hipocresía de la humanidad, por la ambición desmedida donde no se repara en los fines ni en los costos que la misma acarrea, por la presión y el trauma psicológico de la desesperación con la consecuente carga de conciencia. En ocasiones se nos presenta como un thriller de suspense donde es complejo determinar un veredicto de culpabilidad en el conflicto narrativo principal del argumento, ya que la sentencia para ser justa se debería desdoblar en dos dimensiones: el analizar la intencionalidad de la elucubración intelectual-espiritual y el analizar el desenlace fáctico que surge de los hechos acontecidos. En fin, un clásico inolvidable. El cual comienza como una opción que mueve a la sensibilidad romántica y deriva en un apasionante thriller lleno de vileza y malas intenciones. Una combinación justa, un resultado óptimo, un clásico con mayúsculas por su grado de profundidad y de impacto en sus variantes. Sin duda merece un 9 alto. La novela de Theodore Dreiser, que surge a partir de un hecho real, el caso de Chester Gillette, quien fuera condenado a la silla eléctrica en 1908, acusado de la muerte de su novia embarazada, Grace Brown, procura ser fiel al caso y se fundamenta, en buena parte, en las emotivas cartas que escribiera la joven ahogada dirigidas a su novio.

La versión cinematográfica que realiza George Stevens, se basa principalmente en la película de Sternberg, de la cual retoma escenas con una composición bastante semejante, al tiempo que elimina o transforma ciertas situaciones, lo que poco a poco va llevando hacia otros signos y hacia otros significados de la historia. Stevens como Sergei Eisenstein, quien tuvo entre sus proyectos rodar esta película, pensó también que el protagonista, ahora llamado George Eastman, es víctima de la sociedad en que se mueve, y entonces, todo apunta a que la historia se convierta en un alegato contra la pena de muerte. El personaje que representa Monty con una enorme composición de registros, a cual mas acertado, logra contagiarnos con su afán de encontrar el verdadero amor y con su mesurado entusiasmo por posicionarse entre la clase social que lo viene acogiendo gradualmente. Para Stevens, el personaje de Alice, se comporta como una piedra en el zapato y toda la comprensión recae sobre George, pudiendo ella sólo “redimirse” cuando presiente la tragedia. ¿Que puedo decir de Elizabeth Taylor?, aunque en este film no era la enorme actriz que llegó a ser en años posteriores, resulta también muy cálida y agradable representando a Angela Vickers, dispuesta a correr algunos riesgos para mantener su relación con George. Y el filme se ve así, se asume de esta manera y se devora secuencia tras secuencia: Una historia de un gran amor truncado por un error y por la incompetencia de la mal llamada justicia para adentrarse en aquellas íntimas razones que motivan los llamados comportamientos reprochables.

Debo decir que falta más peso en el juicio y que el fiscal de este caso es, sin duda, menos afortunado. Con todo, el film posee una exquisita factura, excelente ambientación, eficaz edición y unos creíbles personajes protagonistas.

 

 

 

Recuerdo como si fuera hoy mismo, aquel cine de la Gran Vía de Madrid, donde se proyectaba el film, era una de esas salas de Arte y Ensayo y a medida que avanzaba la película, me decía a mí mismo: Yo todo esto ya lo he visto, pero la película se hizo antes que mis recuerdos, así que tiene más valor, es decir, donde lo había visto, tal vez en sueños, ¿en retazos que se aproximarían en mi existencia....?. Disculpar el trabalenguas. El argumento del film, es similar en muchos puntos a Match Point de Woody Allen, ambos son maestros, por ello las películas que mezclan géneros lo llevan, en UN LUGAR EN EL SOL, como me sucedió con EL PUENTE DE WATERLOO, encontré ambición, romances, un asesinato, drama judicial, un bellísimo rostro que roba pantalla, actuaciones de lujo. Creo que solo faltaba el toque Wilder, pero queridos, eso ya sería rozar el cielo con las manos y la perfección no es humana, porque como dijo el maestro: NADIE ES PERFECTO.

 

 


Existen muchos grandes melodramas en el dorado Hollywood que sobresalen con luz propia, pero UN LUGAR EN EL SOL, es un clásico imperecedero que destila aromas del mejor cine. Una joya que debe tener un lugar destacado en la memoria de cualquier cinéfilo que se precie. George Stevens fue un gran artesano y un excelente director de actores. Cuidaba los detalles mas insignificantes, para que todo resplandeciera con luz propia en sus esmerados trabajos. Se dice que tenia todo medido milímetro a milímetro, que las secuencias las grababa en su mente con fuego y al traducirlas en acción, cobraban la fuerza de un mago.

Meritorio el gran trabajo del trío de actores protagonista, que por aquellos años rozaban el crepúsculo, sus carreras iba directas al éxito, al clamor del publico y a formas lentamente lo que algunos de los tres se les considera en pleno siglo XXI, como mitos del cine. Quiero puntualizar que esta fue la primera vez que trabajaron juntos Elizabeth y Montgomery, después coincidieron en EL ÁRBOL DE LA VIDA, y por último en todo un puntal cinematográfico: DE REPENTE EL ULTIMO VERANO. No quiero dar final a mi articulo, sin antes recomendarla obligatoriamente a los que no la hayan visto todavía. Tengan por seguro que no les decepcionara este melodrama con tintes de cine negro.


Sin embargo... UN LUGAR EN EL SOL, para mi es una de esas películas inacabadas, pero que por obra y gracia de la magia del Séptimo Arte al paso de los años gana su peso en oro. No quiero encumbrar mas a mi amada Elizabeth, que los méritos de su evidente belleza derrama en esta cinta, pero quiero romper una lanza en favor de Shelley Winters.


Así que, sintiéndolo mucho y por Clift, sobre quien ya he explicado en otros comentarios, que dependió muchísimo de sus compañeros de reparto para mostrar maneras, no por falta de talento, sino porque le presionaron mucho y recibía constantes patadas en el culo, una interpretación a tener siempre presente y hoy afortunadamente muy valorada, es la de la señora Winters. Su papel es tremendo, bien sea por compasión, bien porque suscite odio y hasta un asco injustificables en una película de tintes machistas, pero aún así, a todos nos hizo babear, es el de la Winters; la perfecta y dócil actriz que había rechistado demasiado hasta que en una sola escena (la de la barca), condensa en sus primeros planos su valía para ya el resto del film. Sinceramente, nadie podía amar tanto a un hombre, diciéndolo entre sollozos, mientras el aroma de la muerte, se mezcla con la niebla y la envuelve:

 

 !!Inolvidable Shirley Winters!!.
 


A Shelley lo que se merece.

 

Y con todos mis respetos, hacia el resto de los actores

 


Hay que verla, es un gran film, que inspiró a Woody Allen.

 

Ganó muchos premios, y posee la secuencia del beso mas bello de toda la historia del cine.

 

 

 

OBTUVO LOS SIGUIENTES PREMIOS:

  

1951:

 

 6 Oscars: Director, guión, fotografía en blanco y negro, montaje, vestuario, banda sonora.
1951:

 

1 Globo de Oro: Mejor película: Drama
1951:

 

National Board of Review: Mejor película
1951:

 

 Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)