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UN GANGSTER PARA UN MILAGRO

 

 

 

 

 

Estamos ante la última obra maestra de Frank Capra, su última película. Se despidió de la mejor manera que solo puede hacer un maestro; con una gran obra. Se trata de un remake del clásico “Dama por un día”, pero aquí con ese toque característico del cine de Capra. Es una película que refleja muy bien lo que es la fluidez narrativa, el saber contar historias. Tiene uno de los mejores repartos donde destacan una esplendida Bette Davis y un genial Gleen Ford. La mayor definición de esta película es entretenida, que va enganchando más al espectador. Y lo que siempre sucede con el cine de Capra, que cuando uno acaba de ver la película, el espectador se siente mejor persona y sale lo mejor de cada uno. Es una película que habla de la esperanza, de la bondad, de los sueños, del amor, del sacrificarse por los demás, de la entrega... También se trata de una película que refleja ese eclipse de una manera de hacer cine que ya se estaba acabando, ya no se volvería a hacer películas como esta... quizá sea porque Capra dejó el listón muy alto y se despide del cine con una obra de arte: un mago que nunca nos ha fallado. Una despedida indeseada e innecesaria, obligado por la falta de grandes éxitos de taquilla en los últimos años. No consiguió presupuesto para un proyecto de ciencia ficción y se retiró a una especie de investigación científica, relacionada con documentales que había hecho en el pasado. De manera que este cuento de hadas tan singular es una despedida que no pretendió serlo, pero funciona como si se hubiera empeñado en marcharse a lo grande: desde el guión al último detalle de realización. Desde los magníficos secundarios hasta la sorprendente calidad de un actor como Glenn Ford: que está sensacional junto a un reparto de gente tan dispar y con talento como Hope Lange, Peter Falk, Thomas Mitchell (en la antología de los jueces del cine americano), Arthur O´Connell... y esa delicada ternura de Ann-Margret, la que sería excelente actriz dramática y star de musicales con explosiva atracción sexual. Y también la última actuación realmente buena de Davis componiendo esta maravillosa anciana llena de matices; no volvió a contar con ningún personaje tan rico. Sí, es verdad que hizo bastante cine después, pero su mayor logro fue una caricatura cruel, sobre todo por su grotesco personaje en ¿Qué pasó con Babe Jane? y el morbo de enfrentarse a la Crawford. Pero aquí, de la mano de Capra, expresó la bondad y la ternura que siempre le costó mucho expresar en la vida y en el espectáculo: ¡La escena en que se presenta convertida en dama poderosa y amantísima, dulce y refinada! Y encima con momentos de admirable humor: ¡cuántas réplicas de alta comedia...!

 

Pero además, el gran fabulador de historias de amistad y amor en las que todos descubren que vivir es formidable, logra lo que nadie: que una historia sea encantadora" del poder social de la riqueza, y alcance la cima de obra de arte. Grande fue Capra, y su peculiar manera de entender la existencia humana y el cine tuvieron su recompensa: murió a los 94 años mientras dormía, rodeado de sus seres queridos. Una Bette Davis andrajosa, le da manzanas a un mafioso de tres al cuarto al que llaman “el dandy” para que le traigan suerte. Según Annie los duendecillos son los que traen la magia a aquel que la compra… pero esta magia envuelve también al espectador, que durante poco más de hora y media verá como un grupo de mafiosos se juegan el cuello para ayudar a una pobre vagabunda. ¿Por qué las películas actuales no tienen magia? Quizá sólo haya que creer para que esa magia aparezca, quizá eso es lo que destacaba a Capra de todos los demás, un director que se despidió del cine con esta maravillosa cinta. Annie bebe los últimos sorbos de su tiempo en botellas de Ginebra. Cada semana un lujoso hotel le trae en forma de carta la esperanza de una vida mejor, que vive su cuento de hadas a través de su niña, que en Italia se casará con una personalidad importante. La alcohólica, la vieja, la jefa de vagabundos, recauda todo el dinero que puede para mandárselo a su niña, todos la conocen, es la anciana Annie, la que vende ilusiones a un dólar la manzana. David el Dandy puede que sea el único en toda la ciudad que cree que sus manzanas traen suerte y nadie, ni siquiera un increíble Peter Falk  consigue convencerle de lo contrario. Cuando Annie se entera de que su hija viajará a Estados Unidos para verla, su viejo corazón se desvanece, hasta tal punto roza la perfección esta película, que el espectador no sabe si ha sido Annie o Bette Davis la que sufre el susto. Yo creo que al final no es Annie si no, Bette Davis la que consigue liar a toda una banda de mafiosos para que le ayuden a vivir su propio cuento de hadas... El espectador reirá, y sufrirá ante la pantalla, un final apoteósico da sentido a toda la cinta y nos hace comprender que sólo los juglares, los magos o los genios saben acabar los cuentos así. Cada vez que veo la película siento como la magia de Capra sale de la pantalla e invade a todos.

 

 

Capra logra que salga bondad hasta de debajo de las piedras en este mundo egoísta. Es hermoso creer que la gente a veces hace algo bueno por alguien simplemente por amor al arte. Capra nos devuelve la fe. Annie Manzanas es una madura vendedora callejera del Nueva York de la Ley Seca cuyas calles son los dominios de toda una institución de los bajos fondos. Sus amigos pertenecen a los estratos sociales más dudosos: gángsters, mendigos, vedettes y tramposos de diversa ralea. Todos la aprecian. “Dandy” está convencido de que las manzanas que Annie le traen suerte y la tiene como su fetiche particular de fortuna. Los indigentes que se trabajan el territorio y que están compinchados con Dandy, la respetan. Annie alimenta una ilusión. Tiene una hija en Europa prometida con el hijo de un conde italiano a la que ha hecho creer que su madre es una gran dama neoyorquina. Nunca se ha atrevido a contarle la verdad por temor a que Luisa se avergüence de ella. Cuando Luisa le anuncia por carta que va a ir a América a visitarla junto con su prometido y su suegro, se le presenta un problemón, pues en la distancia el engaño era fácil de mantener, pero ahora... ¿Cómo se las va a arreglar para llevar a cabo la pantomima?...Dandy, animado por su novia Queenie y secundado por sus esbirros y otros cómplices, movilizará todos los recursos posibles para ayudar a Annie en una empresa que pinta totalmente descabellada....Magníficos Bette Davis, Glenn Ford, Hope Lange, Peter Falk, Edward Everett Horton y Thomas Mitchell, llevando adelante esta gran comedia optimista y conmovedora que además cuenta con un guión tan ameno como era de esperar de Capra...Sigamos creyendo en los cuentos de hadas.

 

 

Muchos son los sentimientos que afloran en este film: amor, bondad, solidaridad, amistad... Bajo una magnífica dirección, esta reposición de Dama por un Día es pura magia hollywoodiense, una inolvidable combinación de comedia, fantasía y romanticismo que recibió tres nominaciones para los Oscar. Esta también un cuento navideño, aunque diferente a "Que bello es vivir" en atmósfera. La historia tiene un guión inverosímil que en manos de cualquier otro director hubiera sido irrealizable pero que sin embargo él no solo consigue hacerlo verosímil, sino que lo convierte en obra maestra. Lo cierto es que todo lo que acontece en la película es absolutamente imposible en la vida real, pero Capra lo hace de tal forma que el espectador se lo cree, porque todos nos compadecemos de la pobre Annie, y queremos creer que todo saldrá bien. Capra siempre da al espectador lo que quiere. Otro final hubiese sido demasiado descorazonador. Entre otras cosas, me gusta esta película porque, no recurre a la lágrima fácil, sino a la sonrisa, para hacernos pasar un momento inolvidable. Después de ver la película... ¿No entran ganas de ser mejor persona y ayudar a quien lo necesite si está en nuestra mano? - Las dos escenas más memorables, a mi juicio, se producen con la sorprendente transformación de Annie en una dama de la alta sociedad. Después de una larga sesión de maquillaje, peluquería y vestuario, Bette Davis sale a una sala mostrando toda la grandeza que había estado escondida durante muchos años bajo una capa de harapos.  En la otra escena a destacar, grandes personalidades del mundo de la política de la ciudad acuden a la fiesta que monta Annie en honor a su hija. Es entonces cuando el conde italiano se convence por fin de la veracidad de los orígenes de Annie.

 

 

En este mundo donde se endurece el corazón, es un bálsamo ver esta película. Como siempre, la sociedad y los buenos sentimientos de la gente es la masa con la que trabaja Frank Capra. Creo que es una de las películas con la que más te ríes en posteriores visionados; y desde que empieza hasta que termina, estás riéndote o llorando. El maestro demuestra que era un grandioso director; con un guión ensamblado magistralmente, con unos diálogos geniales, y graciosos, con un ritmo casi vertiginoso, y con un final que al que no se le cae una lagrima igual tiene un problema. El film es muy teatral, pero tremendamente cinematográfica. Con continuos primeros planos, las escenas están coordinadas perfectamente, con decorados que son igual o más importantes que el resto del conjunto. Glenn Ford hace un papel genial, donde se le ve muy apto para la comedía...  Y los secundarios que le rodean no desentonan en ningún momento. Hay cantidad de escenas inolvidables, sobre todo en las situaciones que se van sumergiendo los mafiosos....como la espera a la hija de Anny en el puerto; cuando los enseñan a ser personas de la alta sociedad a todos los matones y prostitutas; y la escena de la pelea de la pareja en el dormitorio; o cuando Anny se desmaya.... Hay tantas escenas buenísimas que se podría escribir un libro....Es toda una obra maestra total y absoluta. Desde Adán, la manzana nunca tuvo tanta influencia en la vida de un hombre hasta que Capra se la entregó a Glenn Ford de la mano de Bette Davis. Una manzana pura, sin gusanos ni serpientes. Sin venenos maléficos... Una manzana de cuento, porque esto es lo que es, ni más ni menos que un cuento. Un cuento con final de cuento. Un cuento con el que entornar muy despacio los ojos hasta quedar dulcemente dormidos, como niños, y soñar con personajes afables y bondadosos (Edward Everett Horton y Thomas Mitchell), enanitos gruñones pero entrañables (Peter Falk), etéreas hadas (Ann Margrett), princesas buenas (Hope Lange) y niñas grandes disfrazadas de Cenicienta (Bette Davis). ¡Ah! Y no podía faltar un mago conseguidor algo gruñón, pero con un gran corazón (Glenn Ford).

 

Parecía absurdo intentar triunfar en los años 60 con una película de este estilo. La sociedad había cambiado, en los 30 la gente necesitaba entrañables comedias populistas como las que hizo Capra y por eso arrasó, pero en este caso el director no se dio cuenta de que aunque se negara a cambiar, el público lo había hecho y films como éste no se adivinaban... Su despedida del cine fue metamorfosica, pero el resultado final me parece muy bueno. La vida está hecha de milagros. Cada día, suceden infinitas situaciones que no pueden explicarse con la simple racionalidad y las llamamos “casualidad” o “suerte”. Pero, cuando estamos atentos, cuando analizamos lo que nos sucede día a día, con la mente abierta y con el corazón dispuesto, nos damos cuenta de que no estamos solos y que la bondad del mundo se nos brinda con gran frecuencia para que podamos seguir adelante contra todas las vicisitudes que nosotros creamos. Y cada vez que más das, más recibes. Hay una correspondiente reciprocidad entre lo que tú emanas y lo que fluye hacia ti. Ley de Búmerang lo llaman algunos. Ley de Compensación, decimos otros. Es indefectible, inamisible, y funciona como el más exacto de los relojes. Compruébalo tú mismo. Deja de estar inmiscuyéndote en la vida de los demás y observa lo que sucede en ti. “Conócete a ti mismo y conocerás el universo”, dicen los grandes maestros. Y así funciona este maravilloso mundo.

 

La película realizada con maestría por este director, fue una despedida con honores de una de las filmografías más relevantes de la historia del séptimo arte, es un canto a la vida, una comedia exultante que pone, muy en alto, el amor y la bondad que posee todo ser humano. La historia de Apple Annie, podría parecer un cuento de hadas ante la realidad “inmodificable” que padecen tantos, pero, que se pregunte cada quien, si sus acciones de hoy, se convienen con el sueño que anhelan realizar mañana. Y quizá, ahí tenga la respuesta de por qué, para muchos, no se realizan sus aspiraciones. Annie da a todos lo mejor de sí misma, es generosa, tolerante, solicita, alimenta los sueños de otros… y siembra esperanzas en los corazones de aquellos que juegan violando las reglas, pero que confían en un amuleto para tener buena suerte. Por eso la vida le retribuye y hace posible que, su hija Louise, alcance la estrella que, con su total compromiso, ella le ayuda a alcanzar. Lo que se muestra, con plena claridad, en este admirable film, es que la bondad subyacente en cada ser humano, sólo espera un amoroso impulso para fluir a torrentes contra todas las reticencias que puedan atropellarnos. Y así, la historia se llena de seres sensibles, de corazones dadivosos y de bellas esperanzas de que por fin, un día, lograremos actuar como verdaderos hermanos. Esta película tienes que verla con el corazón desatado. No sirve para aquellos que ven el mundo con desesperanza y que se niegan a abrir una puerta para que pueda entrar la luz....Frank Capra nos impulsa a recobrar todo lo grande del mundo. La última historia que es director ofreció al cine es una muestra que explica mucho de su filmografía entera. En su postrero título le puso todo el corazón, inmenso como el que más, para explicarnos que en la vida no se pueden perder las ilusiones, que los sueños pueden hacerse realidad y que más vale la pena ser buena gente, por encima de todas las cosas. Capra nos alienta con un mensaje imperecedero de bondad, aquí en "Un gángster para un milagro" y en muchas otras ocasiones atrás, se trata de un mensaje en el que caben los sueños, pero no porque sí, caben porque tiene sentido en la vida como él la plantea, porque vale la pena vivir siempre y cuando sucedan cosas buenas, que de las malas se encarguen otros.

 

Esta crítica me gustaría que tuviera mucho de amor al cine y poco de esnobismo. Y me gustaría que fuera así por varios motivos:

 

1º Porque la persona que me recomendó esta película no le importaba nada más de la película que el tierno mensaje que enviaba. Le daban igual encuadres, directores de fotografía y demás parafernalias. Sólo le importaba Annie Manzanas.

2º Porque es un claro ejemplo de mi amor al cine. Esta clase de películas, historias tiernas que llegan al corazón, con el único propósito de alegrar al espectador, son las que nos hacen ser cinéfilos.

3º Porque a Capra le interesaba esta historia y quería que no cayera en el olvido, por ello volvió a rodarla cuarenta años después de su primera versión.

 

¿Por qué pienso que es una obra de culto?...Primero, por una elegante Bette Davis ofreciéndonos una actuación que arranca al espectador sentimientos que pensábamos muertos y enterrados en una sociedad que vive deprisa y sólo tiene tiempo de ser egoísta.... Por Glenn Ford, un gángster que remueve cielo y tierra intentando ser malo. Y también por su final, que me robó un par de lágrimas. ¿Es necesario reivindicar esta película? Sí, sin ninguna duda. En ella no sólo aparecen varios de los grandes actores del cine. Actores que de una manera u otra, ya sea investigando crímenes o dando bofetones, han marcado un antes y un después en el séptimo arte. Hay muchos directores que vuelven la vista atrás a un Hollywood clásico. La década de oro de la profesión. Ya sea Woody Allen con "Café Society" o los hermanos Coen con "¡Ave Cesar!" y muchos otros. Muchas de esas referencias se pierden si no se ha disfrutado de toda la década, incluso los últimos retazos. Este film es uno de los últimos realizados en ese periodo tan brillante...

Cuando miraba la filmografía de Frank Capra me paraba en esta película y pensaba que era una de sus obras menores....

¡Qué equivocado estaba!

 Es toda una lección de buen cine al servicio de todos cuantos llevamos el Séptimo Arte en nuestras venas.

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