ESPERO VUESTRA

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CANCIÓN DE CUNA PARA UN CADÁVER

 

 

 

 

 

 

 

 

Una extraordinaria película... Me la recomendó alguien hace años y acertó de pleno: aparte de que no puedo resistirme a nada que lleve la palabra "suspense", me resultan atractivas, en un sentido mórbido, la cultura del sur estadounidense y su curiosa reinterpretación del cuento gótico europeo. En ese aspecto, la película es un plato muy sabroso. La gran Davis, en un calco con variaciones de su papelón en "¿Qué fue de Baby Jane?" interpreta a una decrépita ruina humana, que sobrevive junto a su criada en una enorme mansión sureña, atormentada por los recuerdos del asesinato sin resolver de su amante allá por sus años jóvenes. Para evitar que derrumben su casa por un quítame ahí esas expropiaciones, llama a su prima Olivia de Havilland. Y empieza la juerga...Aldrich pensó en Joan Crawford para acompañar a la Davs, pero a los dos días de rodaje no la soportaba y abandonó el plató, afortunadamente el director contrató a la gran Olivia, para fortuna de todos nosotros. En el film hay secuencias de manos cortadas, cabezas decapitadas, pianos que suenan solos, puertas que se cierran, espejos que se rompen, todos los grandes y maravillosos tópicos de las películas de miedo antiguas están aquí para ser descubiertos como si se hubieran inventado ayer mismo. Y en un blanco y negro deliciosamente tétrico que resalta hasta la exageración los contrastes entre luces y sombras, entre planos y ángulos, dándole al filme una atmósfera muy particular, como una pesadilla...Una historia de terror clásica con cierto olor a naftalina, pero qué importa porque tiene todo lo que hace falta: crimen, pasión, misterio, actores de primerísimo categoría, unos cuantos giros de guión para mantenerte en el asiento y todo un vestuario fastuoso que eleva a las crinolinas y los camisones de batista con millones de volantes a la categoría de enésimo arte. Una señora obra de culto de las que ya tristemente no se fabrican...... Qué grande eres, Aldrich.

 

 

 

Producida y dirigida por Robert Aldrich, se rodó en Baton Rouge (Louisiana) y en Houmas House Plantación (Burnside, Louisiana). Dispuso de un presupuesto estimado de 2 M de dólares. Obtuvo 7 nominaciones a los Oscar: actriz secundaria, dirección artística, fotografía, vestuario, montaje, música y canción. Ganó un Edgar, un Globo de oro y 3 Golden Laurel. y su estreno a nivel mundial fue el 24-XII-1964. La acción se desarrolla en Hillis House, de Hillisport (Louisiana), a lo largo de 10 días de 1964, con un flashback inicial situado en 1927. Narra la historia de Charlotte Hillis, propietaria de la plantación que su familia adquirió poco después de la Guerra Civil. Soltera y sin descendencia, ha llevado en los últimos 37 años un vida retirada y triste porque la opinión pública la considera autora del asesinato de su amante, John Mayhew. Ante el avance de las obras de construcción de una carretera que ha de ocupar el solar de la casa, pide ayuda a su única prima, Miriam Diring y al médico Drew Bayliss  La película une drama, horror y suspense, lo que le permite crear una combinación intensamente trágica. Suman la soledad de Charlotte, la tristeza que arrastra desde la muerte de su amante, las burlas de que es objeto por parte de una pandilla de chiquillos, la invasión del jardín por una escavadora atronadora, las suspicacias de los vecinos. El horror viene dado por las alucinaciones que padece y los juegos maléficos de que es víctima, que amenazan con llevar su mente debilitada a la locura. Se añaden los anónimos que ha recibido desde 1927 de todas partes del mundo, que la llaman asesina. En una atmósfera cerrada y misteriosa, en la que se mueven desde hace tiempo personas malvadas, se crea un crescendo de tensión que alcanza su cima cuando Charlotte, en la noche, pocas horas antes de abandonar la casa, se enfrenta a sus fantasmas. La música, de Frank De Vol, comienza con una canción de cuna ("Hush... Hush, Sweet Charlotte"), que se deforma y adquiere tonos inquietantes. La partitura es interpretada por una orquesta con apoyo electrónico y coros de voces femeninas. Destaca la sincronización entre música, acción y gestos. La fotografía acentúa los contrastes de luz y penumbra, mientras hace uso de sombras expresionistas, encuadres picados y contrapicados, enfoques oblícuos y deformaciones de las imágenes y de la luz. El guión explica una historia con brillantez inusual. Oculta información al espectador, al objeto de desconcertarle y sorprenderle. La interpretación corre a cargo de un elenco brillante de actores. Destacan Bette Davis y Agnes Morehead. Mary Astor interviene por última vez en cine. Olivia de Havilland . La dirección repite experiencia con buena parte del equipo de "¿Qué fue de baby Jane?" ...Película de intenso dramatismo, que explica una historia fascinante.

 

 

 

 

 

Hacía tiempo, mucho tiempo, que me resistía a verla porque estaba convencido de que “Canción de cuna para un cadáver” no era más que una pseudosecuela de uno de mis thrillers preferidos: “¿Qué fue de Baby Jane?”. Obviamente, me equivocaba. Vaya si me equivocaba. “Canción de cuna para un cadáver” no sólo mantiene el tipo frente a su antecesora sino que confirma con rotundidad la incontestable maestría de Aldrich administrando los parámetros básicos del suspense y del género dramático en general. Queda claro, por lo tanto, que Aldrich no se limitó a estirar el jugoso chicle de Baby Jane, sino que supo sacar el máximo partido de un equipo técnico que le había funcionado a las mil maravillas, de un magnífico elenco interpretativo De Havilland, Cotten, Moorehead... en el que repetía la inimitable Bette Davis y de su propio talento creativo. Animo, pues, a todo aquellos que os entusiasmó “¿Qué fue de Baby Jane?” a que rescatéis inmediatamente esta valiosa joya, si ansiáis disfrutar nuevamente de una trágica historia a base de misteriosos asesinatos, mentes perturbadas, oscuros secretos, fantasmales apariciones e inesperados giros de guión, ésta es vuestra película. Una decadente Charlote Hollis enajenada desde la muerte del hombre que amó, vive en un lugar en el que todos sospechan..... Robert Aldrich repite equipo de rodaje, guionistas y actriz principal para seguir ahondando en la maldad del ser humano; la inmoralidad y el exceso...La película arranca con las leves notas de un piano al que acompaña una voz tarareando los acordes de una inquietante nana "Hush, hush... Sweet Charlotte". Conforme se va acercando el inicio, la canción de cuna comienza a degenerar en unas notas alargadas y lúgubres, como una silueta fantasmal.


 

 

Estamos ante uno de los trabajos más macabros y desconcertantes de Bette Davis, personalidad inconfundible dentro del panorama hollywodiense, que creara más de un quebradero de cabeza en directores de lo más experimentado. Sin ir más lejos, en el título que nos ocupa, Davis se quedó con el papel protagonista, sacando del proyecto a Katharine Hepburn y Vivien Leigh (quienes no aceptaron compartir escena con Bette por sus excentricidades y mal humor. Los puntos fuertes a favor de "Canción de cuna para un cadáver" radican, además de en la partitura anteriormente comentada  y las gloriosas interpretaciones del equipo, en un extraordinario tratamiento del blanco y negro. Una fotografía con un amplísimo estudio de sombras que dotan a la atmósfera de un equilibrio dramático acentuado a cada plano. No os perdáis esta gran película, tan sobrecogedora como potente, porque no desaparecerá de vuestra cabeza. Charlotte es la hermana pequeña de Baby Jane, y, como es natural pero no del todo justo, se ha visto expuesta, desde hace casi medio siglo, a ser continuamente comparada con su prodigiosa hermana mayor. Pero eso no debería ser así. Ella no tiene la culpa, al fin y al cabo, de que sus padres, cuando Baby Jane se fue, tomaran prestado su maquillaje, la vistieran con sus ropas, compusieran para ella una canción, le compraran un cuchillo de carnicero y la mandaran a Louisiana. Ella no pidió nada de eso. La única cosa que pide Charlotte a gritos, lo que de veras la hace enloquecer, es que no la juzguen por sus propios méritos.
 

 

Y no son pocos esos méritos. La excelente fotografía en blanco y negro de Joseph Biroc, sin ir más lejos, no debe ser comparada con nada ni nadie para ser tenida en muy alta estima. Sus densas sombras y sus inquietantes contrastes juguetean malévolamente en la mente del espectador y crean una atmósfera irreal, y perturbadora en la que los acontecimientos, ubicados en el mundo ya de entrada decadente y fantasmagórico de las viejas mansiones sureñas, adquieren trazos de pesadilla. En esa telaraña opresiva y enfermiza, de cuento de Poe, tiene mucho que ver también la sabiduría de Aldrich al ubicar la cámara, buscando planos desasosegantes, con preferencia por tomas anguladas, cenitales y contrapicadas, que subrayan poderosamente la profunda inestabilidad de la protagonista y acentúan las ambigüedades y claroscuros de los móviles de quienes la rodean. El argumento, por otro lado, es tan rocambolesco que uno está tentado de creer, en varias ocasiones, que se trata de una broma macabra de Aldrich, quien parece pasarlo en grande asumiendo sin complejos los lugares comunes del terror gótico, recreándose en los detalles morbosos y truculentos y buscando constantes giros y golpes de efecto que, a pesar de que remiten a lo más trillado del terror gótico, dejan tres o cuatro momentos realmente espeluznantes, inseparables de la inquietante melodía de la canción que da título a la película, en diversas y distorsionadas variantes. A pesar de ello, en su tramo final Aldrich pisa demasiado el acelerador y fuerza de tal modo la credulidad del espectador a base de giros y más giros que está a punto de mandarlo todo fuera. Tal vez me equivoque, pero la elección de Olivia de Havilland y Joseph Cotten para sus papeles en esta película son inhabitúales, como esa desmelenada ama de llaves que interpreta Agnes Moorehead. La única elección indiscutible es, por supuesto, la de Bette Davis como la nueva Boo Radley, reina absoluta de una películas que hace del exceso virtud y que no merece, en suma, vivir por más tiempo a la sombra de su hermana mayor. Al César lo que es del César, y a Charlotte lo que es de Charlotte.  Davis repite por momentos su papel de la hermana Hudson pero también logra darle una mirada más sentimental y hacer que el público se apiade de ella, por otra parte Havilland se da gusto en el filme paseando con elegancia y cinismo el mejor personaje de la historia, una historia cruenta que impacto al público por sus fuertes imágenes y que hizo que mucha parte de la critica la desestimara tachándola de grotesca. En el fondo el filme funciona bien, el terrible puzzle de engaños y manipulaciones te mantiene atento en todo momento, a pesar del desconsiderado metraje y el decepcionante y encontrado desenlace, los momentos de tensión dramática son bien manejados por Aldrich, incluso las partes que más disfrutamos son los encuentros a cara de las protagonistas, esos dedos metidos en las heridas adrede que impiden que nada sane naturalmente, la fotografía es soberbia, igual que el uso particular de la música, La canción Sweet Sweet Charlote fue un hito en su tiempo, incluso estuvo en la lista 100 de las Bilboard. La mesa esta lista, y el filme están para disfrutarlo, para dejarse llevar por la mentalidad oscura de sus personajes, para ser partícipes de un rompecabezas cruel y maldito, un juego de coacción brutal e inmisericorde, un desquite de pasados y venganzas.

 

 Como dato curioso el filme es a hoy en día la producción de terror que más nominaciones ha tenido en los Oscar, un total de siete.

 


 

 

 

 

"Canción de cuna para un cadáver" se considera una de sus obras menores, absolutamente injustificada, tal vez por estar rodada sólo dos años después de su gran obra maestra, "¿Qué fue de Baby Jane?". En esta película, igual que sucedía con aquella, brilla con luz propia una de las mejores intérpretes que ha dado el séptimo arte, Bette Davis, arropada por ess exquisita Olivia de Havilland, igual de estupenda que en su papel de Melania Wilson y un reparto fabuloso desde el primero al último.Pero interpretaciones aparte si algo cabe mencionar de la cinta es su asombrosa fotografía. de lo mejorcito que he visto jamás, con unos efectos de luces y sombras absolutamente apabullantes. Esta obra menor está a la altura de las grandes y de hecho debería ser considerada como tal...Recomendable por completo. Robert Aldrich vuelve a dirigir un portento de película...Evidentemente hay que destacar a Bette Davis que está soberbia y tan convincente como lo estaba en "¿Qué fue de Baby Jane?". Es una película que plantea los temas ya tocados por Aldrich en "¿Qué fue de Baby Jane?"; la soledad, la vejez, la nostalgia, la tristeza y ese tema, tan bien planteado aquí, como es el esfuerzo de la protagonista por mantenerse en ese tiempo feliz de su juventud, el tiempo del esplendor en la hierba y la gloria en las flores, el tiempo en que aún la amaban. Charlotte es una persona que mentalmente vive en ese tiempo, aunque han pasado casi 50 años sigue vistiéndose igual que como lo hacía, sigue igual de enamorada que entonces, se sigue emocionando igual cada vez que escucha la melodía de una canción de cuna que le cantaba su amante. Todo esto esta tan bien conseguido en la película que consigue conmover. Destacar a Olivia de Havilland en su papel de la prima mala, En definitiva es una obra maestra que consigue trasladarnos a ese mundo de las ilusiones rotas, a esa nostalgia de un pasado feliz que ya no volverá, a una canción que nos recuerda que un día fuimos felices...

 

 

 

Después del tremendo éxito de ¿Que paso con Baby Jane?, Aldrich tuvo la osadía de unir nuevamente a Davis y Woodward para un nuevo proyecto de corte parecido, un filme de terror psicológico con mucha intriga de fondo, sin embargo Woodward no tenía muchas ganas de compartir set con Bette, por lo que en los primeros días de rodaje se ausentaba afirmando que estaba enferma, luego de una bochornosa situación con un detective privado y una aseguradora la Fox obligo a remplazar a Woodward o cancelar el proyecto, esto hizo que nombres como Katherine Hepburn, Vivien Leigh, Loretta Young and Barbara Stanwyck estuvieran a punto de aceptar la oportunidad, pero todas rechazaban el papel por un punto en común, no convivir con Davis, incluso la misma Leigh menciono en una frase que podía atreverse a trabajar y soportar a Woodward, pero no estaba segura de poder mirar a la cara a Bette Davis. Luego de algunas complicaciones de set y otras, el rodaje se inicio con Olivia de Havilland que se unieó al elenco. Hush, Hush Sweet Charlotte es un filme muy parecido a ¿Qué paso con Baby Jane?, sobre todo en el concepto de sus personajes femeninos golpeadas por una realidad demasiado dura, Davis repite por momentos su papel de la hermana Hudson pero también logra darle una mirada más sentimental y hacer que el público se apiade de ella, por otra parte Havilland se da gusto en el filme paseando con elegancia y cinismo....es el mejor personaje de la historia, una historia cruenta que impacto al público por sus fuertes imágenes y que hizo que mucha parte de la critica la desestimara tachándola de grotesca. En el fondo el filme funciona bien, el terrible puzzle de engaños y manipulaciones te mantiene atento en todo momento, a pesar del metraje y el decepcionante y encontrado desenlace, los momentos de tensión dramática son bien manejados por Aldrich, incluso las partes que más disfrutamos son los encuentros a cara de las protagonistas, esos dedos metidos en las heridas adrede que impiden que nada sane naturalmente, la fotografía es soberbia, igual que la música  La mesa esta lista, y el filme para disfrutarlo, para dejarse llevar por la mentalidad oscura de sus personajes, para ser partícipes de un rompecabezas cruel y maldito, un juego de coacción brutal y venganzas. Como dato curioso el filme es a hoy en día la producción de terror o suspenso que más nominaciones ha tenido en los Oscar, un total de siete. A veces el peligro de las buenas interpretaciones es que se coman el bosque de la historia. No es el caso de esta película de Robert Aldrich que remata, esta vez sí, con un final inolvidable. En "Canción de cuna para un cadáver", una vez más, la locura gana en estabilidad a la avaricia y el recuerdo, aunque sea el de un loco amor, es más fiel y fuerte que la cruel realidad...Cuando vea esta película no se precipite a la hora de llegar a conclusiones, aunque si es un veterano de la oscuridad y las palomitas sobra este consejo, porque usted y yo sabemos que en el cine las apariencias siempre engañan.

 

La escena en cuestión es cuando Bette Davis sale de la mansión como si de una estrella de cine se tratara, rodeada de la multitud que se agolpa para verla, cuando en realidad solo están para ver a un loca asesina, justo lo mismo que la toma final del colosal film de Billy Wilder ‘Sunset Boulevard’... Canción de cuna para un cadáver es una película estupenda con dos grandísimas actrices y otros papeles secundarios que no se quedan atrás. Un largometraje lleno de suspense, en el encontraremos reproches, y secretos que salen a la luz. Las diversas incógnitas nos mantendrán con la duda hasta un maravilloso final.

 

 

 

 

Resumiendo, es un canto al mito, a un cine que ya no saben hacer y una obra maestra que el mismo Alfred Hitchcock hubiera firmado con los ojos cerrados.