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BLUE JASMINE

 

 

 

 

 

 

Blue Jasmine fue aclamada por la crítica. De entrada, los críticos tenían altas expectativas sobre el nuevo proyecto de Allen, y no decepcionó. Elogiaron el papel de Blanchett, calificándola como una de sus mejores actuaciones con diferencia, si no era de por sí la mejor de toda su carrera como actriz. Diferentes medios de prensa han clasificado esta película como una de las más fuertes y resonantes de la carrera de Allen en años. Rotten Tomatoes dio a la película una puntuación de 91%, con un promedio de 8 sobre 10 basado en 193 críticas hacia esta. Obtuvo por tanto la calificación de "Fresh". En Metacritic, recibió una puntuación de 78 sobre 100, basándose en 47 críticas. Blue Jasmine ha sido comparada por varios críticos con la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado deseo debido a la similar trama y a los personajes que ambas comparten. La película ha sido nominada a varios premios de la crítica. Entre las más importantes destacan tres nominaciones al Óscar: una por Guión Original y dos por los papeles de Blanchett y Hawkins como Actriz Principal y Actriz de Reparto respectivamente. En la reciente edición de los Globos de Oro, Blanchett se hizo con la estatuilla de Mejor Actriz en Drama, y el Premio Oscar a Actriz Principal.Es una de las pocas ocasiones, tal vez la única, en que un intérprete le roba el protagonismo a Woody Allen en una de sus películas. Cate Blanchett se ha convertido en esa excepción, con su trabajo en Blue Jasmine, una película que le ha valido ya un premio en el Festival de Santa Bárbara y la total unanimidad de crítica y prensa señalándola como la próxima ganadora del Oscar de Hollywood. La explicación de ello podría ser tan simple como lo ve el propio Allen. 'Es una de esas grandes actrices del mundo', dice el cineasta, que ha puesto en manos de Blanchett a la nueva Blanche Dubois del cine.

 



Versión absolutamente libre de Un tranvía llamado deseo
, aunque Woody Allen se niegue a reconocerlo. la película cuenta la historia de una mujer de la alta sociedad neoyorquina, Jasmine, a quien su marido ha engañado, estafado y arruinado y que ahora se traslada a vivir con su hermana, a su humilde apartamento de San Francisco. Un estado mental frágil y la arrogancia y los excesivos remilgos son los mismos que los del personaje de Tennessee Williams.
La crisis de pareja que su llegada provoca entre su hermana y el novio de ésta también se reconoce. Claro que hoy, el potente Stanley Kowalski ya no es de origen polaco, sino latino y se llama Chili (Bobby Cannavale). No debe ser casualidad, a pesar de los regates de Woody Allen respecto a este tema concreto, el que Cate Blanchett hubiera interpretado poco antes el personaje en el teatro o que Alec Baldwin (en el papel de marido en Blue Jasmine) hubiera sido Kowalski también en escena hace unos años.
Inspirado o no en Tennessee Williams o en Elia Kazan, lo cierto es que Woody Allen ha creado una nueva Blanche Dubois. Ropa, zapatos, bolsos... de Chanel, Fendi, Louis Vuitton... envuelven a un personaje con el que el cineasta enfrenta uno de los mayores retos de su carrera, el de conseguir la empatía del espectador de este tiempo de crisis, en el que millones de personas viven en la miseria, para una mujer a la que no le ha faltado nada en su vida y a la que ahora le falta lo que prácticamente nadie tiene, lujos. Ropa, zapatos, bolsos... de Chanel, Fendi, Louis Vuitton... envuelven a un personaje con el que el cineasta enfrenta uno de los mayores retos de su carrera. Desagradable, egoísta, presuntuosa, petulante, afectada... la desgracia le ha venido de un momento de ira, de la furia desatada de una esposa engañada. '¿Así que perdió su crédito en Prada, perdió su tarjeta oro, y su dúplex en la Quinta Avenida? Qué pena, hay mucha gente en Estados Unidos que no puede comer', dice el propio cineasta, que añade: 'Pero lo que la convierte en una persona por la que puedas sentir afecto es que su historia no trata sólo de privación económica, sino de un defecto trágico en su personalidad que la ha convertido en el instrumento de su propio declive'.

'El hecho de tener dinero y educación no libra a esas personas de tener tremendas locuras o trágicas vidas'
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dijo Allen recientemente en una entrevista concedida a Timeout.

 

 

 

Y en las notas de producción que aparecen en el dossier de la película profundiza un poco más y asegura que el personaje 'representa a la persona que eligió en la fuente de su placer, sus ingresos, su seguridad, y por ello, ha pagado un precio. Mirar hacia otro lado es un defecto humano que todos compartimos; la gente lo hace constantemente y a la ligera con sus hijos, con sus maridos y esposas' Las palabras de Woody: 'Solo pensé que sería una situación psicológicamente interesante para una mujer', en unas declaraciones realizadas en Londres, con motivo del estreno de la película. Entonces, el cineasta también negó ninguna relación con la obra de Williams y afirmó que al crear al personaje tampoco tuvo en mente a Madoff y a su esposa. 'No tenía a Madof en mente. No utilizo noticias y hechos públicos aquí más de lo que lo he hecho antes en otras películas. Me interesan en mi vida, por supuesto, pero no como escritor. Es estrictamente accidental'. La inspiración, ha dicho, le vino de la historia que le contó su mujer Soon-Yi, 'que le dijo una amiga'. La mujer de un financiero, a la que ése engañaba y que lo perdió todo. Allen: 'Las feministas han cambiado muchas cosas, pero no las han cambiado en todas las clases sociales''.Creo que es un sentimiento razonable, el de esperar que alguien te dé una seguridad en la vida', y en diferentes entrevistas se ha extendido sobre la cuestión feminista en estos tiempos y en su película en concreto. 'Las feministas han cambiado muchas cosas, pero no las han cambiado en todas las clases sociales. Todavía hay profundas raíces en algunos comportamientos...', asegura.

 



A la vista de la recepción de la película en otros países, Allen, repite en Blue Jasmine con el español Javier Aguirresarobe
, ha salido vencedor del gran reto. De una forma u otra y sin duda, gracias al talento de la actriz Cate Blanchett, el público empatiza con la arrogante Jasmine. Tanto que la película lleva muchos millones de dólares recaudados desde su estreno, el mejor de su carrera en Estados Unidos y en algunos otros países, como Argentina. Lejos de establecer una dinámica moralista en clave hombre rico-hombre pobre, Allen ofrece una misma mirada misantrópica sobre la existencia humana, en general, y sobre las relaciones de pareja, en particular. Estamos en el terreno de Delitos y faltas, de Maridos y mujeres, hasta de la olvidada Otra mujer: lo que significa que Blue Jasmine podría ser un film que recupera la esencia de dichos títulos pero sin alcanzar a los mismos. Tampoco es que haga falta: el último Allen le sobran cartas para poder defenderse; para empezar porque posee los personajes más creíbles que haya escrito en los últimos años –todos ellos brillan, desde el ex marido perdedor de la hermana, hasta su nuevo novio-, con abundancia de diálogos eléctricos, que van desde la comedia desesperada hasta el monólogo afásico y demoledor –tremenda la imagen de Cate Blanchett sin maquillar y con el pelo empapado balbuceando sola por las calles de San Francisco-; y porque posee una fluidez lo suficientemente acelerada como para que no prestemos atención a la habitual dejadez en la puesta en escena que ha mostrado su cine desde los tiempos de Scoop.

Y a Allen le ha sentado muy bien contar con Cate Blanchett... Es gracias a ella y a su rostro atrapado en un rictus desesperado que Blue Jasmine es capaz de bailar de la comedia a la tragedia sin necesidad de cortar el plano. Mientras la vemos colocarse con Xanax y embutirse una copa tras otra, la risa helada que aparece en pantalla maneja un espectro de emociones lo suficientemente amplio para que entren con igual fuerza tanto los golpes humorísticos como los dramáticos. La comunión entre director y actriz es tal que ambos logran hacernos empática a esa mujer vanidosa que responde al pseudónimo de Jasmine. Allen, sin compasión ni desidia, desgarra a su personaje, le saca las tripas para exponerlas en primer plano, en un acto tan vandálico como auto expiativo que nos retrotrae a sus mejores momentos con Mia Farrow. Es probable que no haya un solo crítico en el mundo capaz de reflexionar sobre una película de Woody Allen sin retrotraerse a su pasado... Pero ello no debería impedir que todos disfrutemos de Blue Jasmine como lo que en realidad es: una excelente película.

 

En el film, Jasmine es un ama de casa elegante de la alta sociedad neoyorquina gracias a la posición de su marido, el adinerado hombre de negocios Hal, pero de repente se ve en la calle y sin dinero después de que su esposo sea detenido por prácticas no demasiado legales. Jasmine se ve obligada a mudarse al modesto apartamento de su hermana Ginger en San Francisco para intentar recomponer su vida. A base de antidepresivos, Jasmine intentará lidiar con su nueva vida alejada del glamour y compartirla con su hermana. Tras rodar por varias ciudades europeas con Vicky Cristina Barcelona, Midnight in Paris, A Roma con amor, con escalas en EE.UU....Si la cosa funciona, y Conocerás al hombre de tus sueños, Woody Allen vuelve a su amada Nueva York, aunque la trama principal transcurre en San Francisco. No obstante, al contrario que en Europa, Allen no exhibe los aspectos más pintorescos de la ciudad californiana, sino su ambiente laboral, que se encarga de retratar el vasco Javier Aguirresarobe, que repite como director de fotografía. Con Blue Jasmine también vuelve el Woody Allen mordaz de sus mejores tiempos y el de los diálogos y situaciones absurdas. Aunque el argumento pueda parecer agotado en un momento determinado, Cate Blanchett, la nueva musa del director judío, actúa de salvadora con su espléndida actuación. La actriz australiana, ganadora de un Oscar por El aviador y nominada otras tres veces más, es sin lugar a dudas una de las mejores intérpretes femeninas actuales y Woody Allen no podía resistirse a llamarla; ni ella a su llamada:

-"Si te llama Woody Allen sabes que lo que te pida lo vas a hacer"- confesaba Blanchett en el estreno del film.

Blanchett fue la primera elección de Allen, sin ningún tipo de duda: - "Cate es una de esas grandes actrices del mundo. Puedes encontrar a otras actrices que son muy buenas, que interpretan la frustración y la desesperación y lloran como Cate, pero por alguna razón, ella proyecta en la pantalla una tremenda profundidad que te absorbe. Sientes la profundidad que alcanza y ahí radica su don".

 

Sobre su personaje, la actriz resalta de su personalidad.:

-"Siempre suele desviarse ligeramente de la verdad. Pequeñas fantasías como esa son inofensivas en sí mismas, pero cuanto más creas, más te vas alejando de la realidad, en escalar peldaños en el mundo mediante su relación con el hombre adecuado, y cree que todo depende del hombre al que te unas, y no de lo que puedas obtener por tus propios medios"-.

 

Con la clásica canción "Blue Moon" como hilo de los recuerdos de Jasmine, su personaje se cruzará con los 'vulgares' hombres de su hermana, como su actual novio mecánico Chili, su exmarido constructor Augie, un peculiar dentista para el que trabajará de secretaria, el doctor Flicker  y un diplomático en el que ve su tabla de salvación, Dwight. Ante todos ellos, Jasmine intentará presentarse como el tipo de persona que una vez fue, o que creyó ser, e intentar olvidar lo que realmente es o en lo que se ha convertido. "Hasta cierto punto, todos vemos en las personas que nos rodean lo que queremos ver y, por supuesto, también en nosotros mismos. Es muy, muy difícil para el ser humano mirarse de verdad al espejo, y ver realmente quiénes somos, con todos nuestros defectos, y eso es muy difícil de cambiar. Al final, Jasmine es el producto de todo el delirio y evasión que todos tenemos, hasta cierto punto, pero con el tiempo, se ha convertido en una soñadora a gran escala".  A pesar de adoptar una perspectiva antípoda en sus comedias "clásicas", Woody Allen logra como nunca antes en sus dramas, angustiarnos con la misma inteligencia excelsa con que nos hizo reír en "Hannah y sus hermanas" o "Manhattan". "Blue Jasmine" es la historia de una mujer perdida en un momento de su vida idílica que fue construida sobre humo y al que jamás podrá regresar. Se aferra a la única persona que le queda: su hermana Ginger. No cuento más para no arruinar a quien no haya visto el film. Esa sensación al comienzo, tan lograda, de deambular por una ciudad y unos ambientes extraños....Sólo quiero añadir algo: lo que en mi opinión convierte este film en una verdadera obra de arte es la enorme sinceridad, por muy amarga que sea. Pero eso no me queda más remedio que explicarlo. En "Blue Jasmine", Woody Allen expresa como nunca antes una visión profundamente negativa del género humano. En un primer nivel, la devastación familiar y social provocada por las malas prácticas financieras de Hal: en la crisis económica actual, que causaron personajes siniestros como Madoff, en quien parece inspirarse el personaje interpretado por Alec Baldwin, este retrato intimista de cómo los poderosos trituran a los débiles es inquietante. Pero es en el plano psicológico, a través de los personajes, en que se refleja mejor la amargura de esta obra. Ni uno solo de ellos  se salva del retrato despiadado.

 

 

Jasmine, sólo denunció las estafas de su marido cuando se enteró de que llevaba años siéndole infiel, sin importarle siquiera cómo su venganza podría afectar a su hijo. Ginger, más amable que su hermana pero que, como le repite continuamente Jasmine, tiene la autoestima por los suelos. También tiene una inteligencia emocional escasa, como cuando regresa Jasmine a casa destrozada tras romper con su prometido está más pendiente del champán que de ella. Hal, el marido de Jasmine, un ser despreciable que vive en una permanente huida hacia adelante estafando a todo el mundo y engañando a su mujer y todos los anteriormente citados….No se salva ni uno: son todos unos seres perdidos, tristes y, frecuentemente, dañinos. Y tremendamente solos. Creo que esta amargura es muy sincera: Woody Allen se ha hecho mayor y, como les pasa a tantas personas, se ha vuelto algo misántropo. En el otoño de su vida, le dejaron de hacer gracia esas pequeñas mezquindades de nuestros congéneres, las que llenaron de frases hilarantes sus primeros monólogos y los guiones de sus grandes comedias. Se pasó los últimos años realizando películas en ciudades europeas, como si alejándose de Nueva York pudiera dejar de sentir esa amargura. San Francisco parece ser el puerto en el que, por fin, con la misma inteligencia y sensibilidad con que sabe hacer comedias, ha sido capaz de dar rienda suelta a toda su creatividad y contar lo que está sintiendo ahora: que estamos todos solos y perdidos en una sociedad despiadada. No es un mensaje bonito, pero la película es fantástica. Cuando no se esperaba más que películas simpáticas, ingeniosas, el maestro irrumpe con "Blue Jasmine", una de sus obras más profundas e inquietantes....Después de su tour europeo, Woody regresa a su país y retoma los pasos perdidos para contar una historia intensa y provocativa inspirada en un extraordinario clásico de todos los tiempos...."Un tranvía llamado deseo".... donde se muestra la decadencia de una dama con delirios de grandeza, refugiada en un mundo inventado, altanera y desequilibrada. Tal como en la obra de Teneessee Williams e incluso en la versión de Elia Kazan que le valió en 1951 un oscar a Vivien Leigh.... "Blue Jasmine" está construida desde el enfrentamiento de dos mundos culturales que se reflejan en la permanente disociación de su protagonista. En la transposición de Allen, el papel de la desequilibrada Blanche DuBois original, ahora está a cargo de una inmensa Cate Blanchett encarnando a Jasmine, una millonaria caída en desgracia, al descubrir que su marido ha construido su fortuna en base a fraudes financieros. Sin un centavo, pero apegada a los lujos de su vida anterior, la protagonista desciende desde sus refinados ambientes neoyorquinos hasta el humilde departamento de su hermana Ginger alojada en una modesta zona de San Francisco. Woody contrapone los universos opuestos de empresarios adinerados en Manhattan con personajes de la clase trabajadora: albañiles tatuados, con peinados modernos y sentimentales empleadas de supermercado, aunque esta vez los extremos se unen en una mirada invariablemente desoladora.

 

 

Asumiendo que vamos a ver una obra maestra, un estreno de Allen se puede afrontar mucho más recomendable dado que hemos decidido de forma voluntaria pasar unas dos horas acompañados de una de sus películas, dejándonos llevar por las situaciones, los estudios sociológicos de gente bastante desequilibrada, y divertirnos con un hombre que sabe perfectamente cómo conseguir hacer reír al espectador que muestre predisposición para ello. Algunas de las obras modernas del realizador, conseguirán este efecto, otras, por el contrario, serán algo más espesas. Blue Jasmine, que supone el regreso de Allen a Nueva York, se encuentra dentro de los “aciertos” de esta segunda etapa del director, al parecer el jugar en casa le ha dado ventaja escribiendo uno de los guiones más consistentes de los últimos años y trazando una de las historias que más se aleja de sus recientes productos. La narración de dos historias paralelas, una en el presente y otra en el pasado, mediante el uso de unos flashbacks bien conseguidos, aporta dinamismo al film que se ve reforzado por un diálogo atractivo dentro de un marco dramático, pero que pese a la seriedad de la trama, no pierde la esencia cómica gracias a unas actuaciones muy afortunadas. El dinero es el centro de la trama, mostrando la vacuidad, estupidez y dependencia que se desprende de las vidas de todo aquel que lo posee. Su ausencia, o al menos en grandes cantidades, sería la única manera de encontrar la felicidad. Jasmine es una mujer que paseaba tranquila por las tiendas de la quinta avenida, al margen de lo que ocurría en el mundo y en su propia familia, hasta que un día lo pierde todo, se queda sin casa, sin dinero y sin más lujos que un vuelo en primera clase a San Francisco donde la esperan su hermana, el novio de ésta, y un apartamento minúsculo en el que apenas tienen cabida sus maletas. Pronto comprenderá que el mundo laboral no está hecho para ella, su completa falta de aptitud le impide buscarse la vida en un momento donde las oportunidades no son fáciles para nadie. Hablando sola por las calles, con la mirada perdida en el horizonte mientras recuerda sus felices días en Los Hamptons, Jasmine está a punto de rendirse cuando una oportunidad aparece en forma de joven millonario. Con la poca energía que le queda e intentando controlar sus ataques nerviosos, opta por la que considera la alternativa más adecuada a sus necesidades, convertirse en lo que se conoce como una buscadora de oro. Y así es como de la noche a la mañana se encuentra planificando una nueva vida de abundancia, sin la necesidad de pasar por el incómodo período de transición que toda relación implica, algo que parece un sueño hecho realidad y que sería perfecto de no ser por un factor que nunca se tiene en cuenta hasta que aparece sin previo aviso, el karma. Con la ayuda de el español Javier Aguirresarobe plantea una profunda fotografía, retrata los contrastes de las diferentes clases sociales que envuelven a una Jasmine, que no acepta la austeridad de su nueva vida y se niega a huir de los fantasmas de su pasado, representados por medio de la melancólica canción Blue Moon.

 

 

 

Personal adaptación de Un tranvía llamado deseo, pues a pesar de no estar acreditado, presenta similitudes con la obra. Sorprendente demostración de la habilidad de un director para dar vida a historias cotidianas, y de la facilidad para que sus directrices se vayan uniendo en fotogramas hasta dar como resultado aquello por lo que ha vivido, ya sea de manera obsesiva, compulsiva o romántica, durante más de cuarenta y cinco años... !!!ASÍ ES EL CINE.!!!...Woody Allen dibuja con maestría dos facetas de aquello que no tiene valor. Por un lado está la inmediatez, ese presente mal entendido, donde no hay planes, evaluaciones, ni metas. Ese contentarse con vivir, con existir y dejarse llevar, personificado por Ginger, una mujer que no se valora a sí misma y cuya fuerza de gravedad atrae a puros perdedores. Ella representa el fondo del pozo, esa alma caritativa que no tiene nada que perder, debido a que no existe un estado peor. Su autoestima es baja, y cuando llega su hermana Jasmine, Ginger, en su pequeñez, siente que puede ayudar a alguien desamparado. Incluso intenta cambiar de hombre, pero es solo un espejismo y termina conociendo a otro sujeto aun peor. Jasmine, al contrario, representa la ausencia de presente, un avión volando entre nubes, que vive de recuerdos y ambiciones futuras. Será la protagonista de la cinta, junto con su hermana Ginger. La verdad se sostiene por sí sola y la falsedad hay que impostarla. Por eso Jasmine bebe demasiado, es neurótica, celosa y sufre crisis de pánico. La realidad la supera a menudo y necesita refugiarse en la opulencia del pasado o en el ascenso político y social que representa su conveniente novio. Allen filma las escenas con una soltura deslumbrante, mezclando el pasado y el presente de la protagonista como si fuera un continuo viaje entre las nubes. El valor de Jasmine se lo otorga su hermana al repetir que “tiene buenos genes”. Las dos hermanas eran huérfanas y fueron adoptadas por los mismos padres, y esos padres implantaron esa mentira de los genes para propiciar un mejor futuro para Jasmine. Con un mensaje muy claro y lleno de las sutilezas a las que nos tiene acostumbrados, el genio de Manhattan vuelve a la carga y se aleja del 'cine turístico', para tratar un tema de rabiosa actualidad. Lamentablemente, el dinero mueve el mundo, y la falta de él, sobre todo sí has gozado anteriormente de una comodidad económica decente, puede resultar desesperante, deprimente y hasta autodestructivo. En los últimos años esto ha sido una realidad demasiado cercana para la clase media y un poco menos para la clase alta. Pero a Woody Allen no le interesa regodearse en la pobre clase obrera que lo está perdiendo todo, si no en la desesperación de la clase alta cuando se encuentra en esta situación, y ya no sólo por la gran diferencia de pasar a tenerlo todo a no tener nada, si no porque es una situación que se han buscado ellos solitos a base de estafa, corrupción y engaños.

 

 

 

Con esa sutileza que le caracteriza, trazos de humor negro, Woody Allen ha hecho una película brutalmente honesta en la que su protagonista no concibe una vida sin dinero, que para ella es símbolo de belleza, elegancia y buenos modales. Para ello, Allen nos muestra dos puntos de vista muy diferentes: el de la snob Jasmine y el de su hermana, una joven humilde que vive en una barriada de San Francisco con un novio que lleva camisas hawainas y camisetas de tirantes. Jasmine no concibe que su hermana sea feliz en un ambiente como ese, pero ella tendrá que aprender a adaptarse si quiere salir adelante. Los giros de guión sorprendentes y que llegan en su justo momento, es una de las grandes bazas de 'Blue Jasmine', una de las mejores películas de Woody Allen. Pero la Jasmine de Woody Allen es, como bien dice el título, blue, triste, oscura, desesperada y depresiva, con unos niveles de falsedad y snobismo tales que veces llevan a un extremo casi terrorífico la trama de la película. Toda la película gira en torno a este personaje y la cámara la sigue como si fuera su sombra para conocer su desgracia e intentar que el espectador se compadezca de ella. Era de esperar que esta Blue Jasmine estuviera interpretada por una actriz con fuerza, carisma y la suficiente sabiduría como para saber dotar al personaje de todos los matices posibles. La elegida no es otra que la bellísima y regia Cate Blanchett, que se enfrenta al que es el mejor trabajo de su carrera hasta la fecha. Una interpretación sobrenatural que ayuda al efecto que Woody Allen quería conseguir: el de ahondar en el aspecto más oscuro del alma humana. Con 'Blue Jasmine' nos topamos con el Woody Allen más crítico y ácido, que analiza al ser humano con lupa, de forma brutal y sin compasión y con la que una vez más consigue situarse en el pódium de los grandes directores de cine de todos los tiempos.

 

 

 

Cate Blanchett se alza como la estrella indiscutible de la cinta, ya que logra crear una mujer egocéntrica e inestable sumergida en una espiral de tonterías existenciales. Una mujer llena de alcohol y pastillas, que lanza pullas hirientes cuando no la venera su entorno. Una decadencia vestida de Vuitton que se niega a sobrevivir si no es chupando del bote ajeno. Con ella está un correcto Alec Baldwin en el papel de su marido. Aunque quizá lo más llamativo en el reparto masculino sea un sorprendente y recuperado Andrew Dice Clay. Ya dio muestras de buen intérprete al parodiarse a sí mismo en la estupenda serie El séquito. Al servicio de Woody Allen da un gran paso para recomponer una irregular carrera. Como suele ocurrir en el cine de Allen, Jasmine no busca la redención en ningún momento, no muestra aparentes síntomas de arrepentimiento, tampoco es consciente del todo de qué la ha llevado a su situación actual y ni siquiera muestra un especial odio hacia quien la arrastrado a la ruina. Simplemente trata de salir del caos y buscar soluciones desesperadas, que le devuelvan su estatus anterior, hecho que la hace tomar de nuevo decisiones precipitadas, como ocultarle la verdad a su nueva relación, simplemente con la esperanza de que se pueda pasar página sin que nada de lo de antes haya existido. Ojalá todo volviera a ser como antes (de hecho, da la impresión de que volvería a cometer los mismos errores). No es demasiado benévolo Woody Allen con Jasmine, pese a dejar claro su condición de víctima, ni con esa clase social que representa el poder económico, a la que retrata como despiadada, pareciendo que sus simpatías se acercan mucho más a la más coherente Ginger. Me gusta mucho Cate Blanchett, una estupenda actriz que en esta película hace una excelente labor, pero creo que es un papel tremendamente agradecido, es un caramelo para cualquier actriz, y Blanchett no necesita esforzarse para bordarlo.

 

 

Jasmine Francis, la Blanche Dubois actual, va atrapando con su tragedia personal. Su neurosis y sus crisis de ansiedad, ponen en evidencia este sistema de adictos a la evasión para huir de las decepciones y problemas, su esfuerzo accidentado por empezar de nuevo en un ambiente poco propicio y sus geniales diálogos crean un magnífico rol femenino. Esta actriz consigue con creces que no se le coja manía a Jasmine, porque no es la clásica cabeza hueca, sino una mujer ex-acomodada y desgraciada que simplemente no quería ver porque era muy bonito fingir que vivía en un cuento de hadas, pero que en el fondo es como cualquiera y necesita el consuelo de querer y ser querida.

 

 

 

Sin ninguna duda, estamos ante una de las mejores películas de Woody Allen, sin duda, un acierto total. Uno de los grandes films de Allen... una gran película....lo mejor de sus últimos años..

 

 

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